La historia es bastante simple e inocente, pero vale la pena ver nuevamente esos monstruos de Ray Harryhausen. Y también reconocer la Alhambra, que es donde transcurre una parte de la película. No sé si actualmente sería posible usar este monumento como set de filmación.
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Algo que me llamó la atención es ver las montañas que rodean Granada casi sin árboles, esta película es de 1958 y supongo que entonces no se tendrían las políticas de reforestación actuales.
Como siempre, haced caso a Benito:
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